“En 1922, Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel se conocieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Tres de los mejores genios de su época coincidieron en el tiempo y en el espacio, y entre ellos se creó una relación personal y, sobre todo, creativa que marcó las pautas de los movimientos artísticos del siglo XX.
Inspirados en sus obras y en sus vidas es como surge Al cielo de los sombreros. Canciones de que hablan del mar, de los sueños, y de dejar volar las ideas.“

Al cielo de los sombreros se presenta como un espectáculo musical de 1h y 20’ de duración donde a través de nueve canciones inéditas se reflexiona sobre el arte, el proceso creativo y la sociedad. La relación entre Dalí, Lorca, Buñuel y las mujeres de la generación del 27 sirven como excusa para experimentar con diferentes texturas y sonidos, y afrontar la creación musical desde multitud de lugares distintos. El entorno inmediato, la añoranza de lo que se ha dejado atrás, el asombro de viajar y descubrir, o los sueños son algunos de las ideas en las que se inspiraron estos artistas y, en las que también se inspira este proyecto.
El formato de sexteto (tres voces, piano, contrabajo y batería) en el que se plantea el concierto permite también explorar dentro de los roles y las sonoridades de los instrumentos para crear nueve ambientes musicales distintos pero con una historia en común.
Juanjo Fernández (Santiago de Compostela, 1981) en el encargado de la composición musical. El piano de Albéniz, Granados y Falla, y el sonido ibérico que persiguen es una de las fuentes de inspiración para evocar y transportar al oyente a la España de los años 20 en la que transcurre la obra. Aunque en un formato novedoso y atípico, y claramente actualizado, es fácil identificar los ritmos ternarios de la jota o la escalas propias del flamenco. El resultado de su trabajo compositivo consigue hacernos viajar canción tras canción desde momentos de pura improvisación jazzística hasta evocaciones a la zarzuela o al folklore español.
La autoría de las letras corresponde a Antonio Navarro (Las Palmas, 1990). La influencia de Lorca está presente durante toda la obra tanto en el lenguaje como en las imágenes que se describen; pero no es la única. El mar y el anhelo de los poemas de Josefina de la Torre o el surrealismo de Dalí y Buñuel también son fácilmente identificables. La posibilidad de trabajar con tres voces permite sumar los recursos literarios, a los teatrales y a los propios de la música, de tal forma que la politextualidad, el canon o los roles de los personajes se entremezclan con la propia poesía.